El Señor Cuántico es encerrado en los calabozos de la comisaría. Allí, hay un hombre que lleva encerrado desde hace años. No recuerda la luz del Sol y no ha tenido trato con ninguna mujer desde que le metieron ahí. Es un monstruo de más de dos metros. Cuadrado. Falto de cualquier tipo de satisfacción sexual, el Señor Cuántico es un delicioso manjar para él. El Señor Cuántico se da cuenta de que algo va mal cuando una pastilla de jabón cae al suelo de la celda.
"Qué torpe soy, ¿puedes recoger el jabón que se me ha caido al suelo, querido compañero?"
Atrapado y sin opción, el Señor Cuántico comienza a agacharse para coger la pastilla. En ese instante, el jabón aparece en la mano de nuestro protagonista. El mismo jabón que está en el suelo. Por primera vez en mucho tiempo, la cuántica ha salvado al Señor Cuántico de morir empalado.
"Qué torpe soy, ¿puedes recoger el jabón que se me ha caido al suelo, querido compañero?"
Atrapado y sin opción, el Señor Cuántico comienza a agacharse para coger la pastilla. En ese instante, el jabón aparece en la mano de nuestro protagonista. El mismo jabón que está en el suelo. Por primera vez en mucho tiempo, la cuántica ha salvado al Señor Cuántico de morir empalado.
1 comentario:
Esta entrada ha sido muy buena. Ja, ja, ja, de la que se ha salvado...
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