domingo, 26 de agosto de 2012

Cuántico de Verano #50

A casi 300 kilómetros por hora, al Señor Cuántico le vinieron a la mente recuerdos que creía antaño enterrados. No era la primera vez que se encontraba ante un combate de altas velocidades. Ya en tiempos prepuber había competido a lomos de una vieja bicicleta de paseo contra compañeros de colegio que montaban enormes bicis de montaña. Retado por estos, se dispuso a demostrar que su bici era tanto o incluso más rápida que las suyas. Mas en el momento de la carrera, un doble hizo aparición justo delante suyo chocándose consigo mismo y perdiendo la apuesta. Un mismo suceso ocurriría una década después compitiendo con los mismos compañeros, ahora sí con una bici de montaña pero contra motos de carreras. Y no hubo sino una tercera vez en que siendo probador de Ferrari por un día, estrelló su coche contra un suyo mismo que, una vez más, venía en dirección contraria.

Pasábanle estos recuerdos por la cabeza al Señor Cuántico cuando a lo lejos, tal y como temía, vio aparecer un par de luces. Era él. Otra vez estaba él ahí delante, yendo a toda velocidad contra sí mismo. Pero el Señor Cuántico aceleró. Aceleró más todavía. Se conocía y tenía un plan: no apartarse. ¿Chocarse? Quizás. Pero no fue así, justo en el momento en que parecía que ambos idénticos coches iban a colisionar, el duplicado giró bruscamente a su izquierda llevándose al rival del Señor Cuántico por delante y transformando su sofisticado coche en chatarra. Tal como había previsto, su igual había girado a un lado para esquivarse a sí mismo, pero él, el Señor Cuántico original, esta vez no giró. No intentó esquivarse como había hecho las tres veces anteriores. Y ahí venció no solo a su oponente, sino también a su pasado.

La gente había enloquecido. El Señor Cuántico bajó del coche, chocó el puño con su doble y gritó, sin entender lo que decía, un "tsoi mu loko" mientras se golpeaba el pecho violentamente. Así fue como nuestro héroe se ganó el respeto de los chicos malos de los barrios bajos y como, gracias a esta victoria, el viejo vagabundo perdió un hijo pero ganó un nuevo hígado con perdón.

domingo, 12 de agosto de 2012

Cuántico de Verano #49

Arrastrado por la enorme ola, el Señor Cuántico despierta en un oscuro y desconocido paraje de Marina Quarks. En la lejanía solo se escucha un nada halagueño "chunda-chunda" maquinero. Guiado por la música, llega por fin a una zona iluminada unicamente por neones y teléfonos móviles. Allí encuentra un grupo de jóvenes de camisas anchas, pantalones caidos y gorra vuelta, todos ellos bañados en aparente oro. Al ver llegar al Señor Cuántico comienzan a rodearle y a reirse. El que parece ser el lider del grupo se adelanta al resto y poniendo su cara a escasos centímetros de la de nuestro protagonista escupe: "¿Tukere jipy o jervy?". El Señor Cuántico, confuso ante tan perturbador idioma pone cara rara, a lo que el macho-alfa replica: "¿Tú saeh quién eh mi primo é Mígue?" Una idéntica reacción del Señor Cuántico, incapaz de articular palabra alguna a modo de respuesta, hace arquear las cejas del lider callejero mientra deja entrever varios de sus dientes plateados.

Soltando un gruñido, el individuo da la espalda al Señor Cuántico y tras vociferar varias frases tan capaces de reintegrar al mismísimo Cervantes como las primeras, se monta en un coche tuneado oficialmente por el negro de la MTV mientras es arropado por los vítores de la multitud. En contra de su voluntad, el Señor Cuántico es introducido en otro "buga". Asomado a la ventanilla, un viejo vagabundo bilingüe informa al Señor Cuántico: "Tío, no sé que habrás hecho pero has ofendido al Jonah y te ha retado a una carrera de coches".

domingo, 5 de agosto de 2012

Cuántico de Verano #48

Después de malamente rescatar al Gordo Bosón con la ayuda de varias gruas engrasadas con EPO y arrastrarlo hasta un centro de Reinserción al Uno, el Señor Cuántico se dirige a una de las miles de playas que componen Marina Quarks siguiendo una, cada vez más potente, música pachanguera. Allí se encuentra con cientos de personas en un estado de semitrance animados por el/lo/la famoso/a Dragking África, conocido en el mundo entero por componer la Novena Sinfonía de la Bomba en La bemol" y el "Requiem por Paquito de Chocolatero".

Como bien sabemos, algunos puntos del universo tienen la mala costumbre de verse afectados por determinados comportamientos animales provocando inestabilidades y daños en las membranas que separan las múltiples realidades. La cuántica, a pesar de la tradicional creencia de las personas, no está simplemente para tocar las narices y provocar situaciones grotescas y jocosas, sino que a veces, cuando las cosas se descontrolan, la propia naturaleza hace uso de ella para eliminar cualquier mal que pueda asolar y desestabilizar el universo. Así, y no por primera vez en su historia, los mares de Marina Quarks retrocedieron sobre sí mismos y las partículas de agua comenzaron a duplicarse masivamente y a tal velocidad, que en cuestión de minutos un enorme tsunami arrasó con toda la playa arrastrando la fiesta a unos cincuenta kilómetros al interior pero no destruyéndola, pues la pachanga es indestructible.