domingo, 5 de agosto de 2012

Cuántico de Verano #48

Después de malamente rescatar al Gordo Bosón con la ayuda de varias gruas engrasadas con EPO y arrastrarlo hasta un centro de Reinserción al Uno, el Señor Cuántico se dirige a una de las miles de playas que componen Marina Quarks siguiendo una, cada vez más potente, música pachanguera. Allí se encuentra con cientos de personas en un estado de semitrance animados por el/lo/la famoso/a Dragking África, conocido en el mundo entero por componer la Novena Sinfonía de la Bomba en La bemol" y el "Requiem por Paquito de Chocolatero".

Como bien sabemos, algunos puntos del universo tienen la mala costumbre de verse afectados por determinados comportamientos animales provocando inestabilidades y daños en las membranas que separan las múltiples realidades. La cuántica, a pesar de la tradicional creencia de las personas, no está simplemente para tocar las narices y provocar situaciones grotescas y jocosas, sino que a veces, cuando las cosas se descontrolan, la propia naturaleza hace uso de ella para eliminar cualquier mal que pueda asolar y desestabilizar el universo. Así, y no por primera vez en su historia, los mares de Marina Quarks retrocedieron sobre sí mismos y las partículas de agua comenzaron a duplicarse masivamente y a tal velocidad, que en cuestión de minutos un enorme tsunami arrasó con toda la playa arrastrando la fiesta a unos cincuenta kilómetros al interior pero no destruyéndola, pues la pachanga es indestructible.

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