domingo, 2 de septiembre de 2012

El Señor Cuántico #51

La resaca andaba haciendo mella en su cabeza al despertar, no porque anoche hubiera estado consumiendo productos etílicos y/o estupefacientes, sino porque la cuántica, puñetera ella, no se limitaba a duplicar animales encerrados en cajas de cartón. Creía el Señor Cuántico al abrir los ojos que se había quedado ciego. Ante él solo había oscuridad, mas al desviar la vista, comprendió que la ausencia de luz se debía a que el Gordo Bosón estaba sentado a su lado. Descubrió también que se encontraba tirado en la acera, justo delante del lugar donde antes se había levantado su hotel. Ya no estaba. Pero no solo el hotel había desaparecido, sino todos los edificios de alrededor. Marina Quarks había dejado de existir. Al menos hasta el próximo verano. El segundo Sol, el Sol del verano se había evaporado del cielo y con él las vacaciones. Podría haber sido un verano de tres años, pero solo había durado tres semanas y solo el azar podría volverlo a traer en un futuro inexacto. Claramente, la gente, tal como había venido, se había marchado a sus respectivas ciudades al poco de ocurrir esto. Marina Quarks no tardó tampoco en colapsarse, pues como ciudad de vacaciones que era, su existencia solo era posible durante la existencia de los dos soles. Durante el resto del año, Marina solo era un trazado urbano de asfalto con una sola mohosa y medio derruida casa, el germen del cual surgían el resto de edificios todos los veranos.

"Pues es que resulta que he debido engordar un poco, porque cuando me iba a montar en el Alsa me he dado cuenta de que no cabía por la puerta y eso que lo he intentado de lado, pero ni por esas. Y claro, ya sabes como es la gente de nerviosa cuando se termina el verano. Me han echado a patadas y me he quedado en tierra. Que ni en el maletero, vamos. Luego te he visto que estabas durmiendo y me he quedado esperando a que despertaras. Si por mi fuera me habría ido andando, pero tengo tantas grasas que no puedo mover ni mi propio peso. Puedo rodar, pero el rozamiento es tan excesivo que retrocedo para atrás. A ver si entre los dos podemos solucionar esto y volver a casa".

El Señor Cuántico vomitó.

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