"¡Ay, hijo mio! No sabes la suerte que has tenido siendo padre en estos tiempos. Yo no tuve ese problema, pero antiguamente, cuando la cuántica campaba a sus anchas y no había avances tecnológicos que la intentaran controlar en vano, maternidad era como el rastro de los moros. Las señoras, pues entonces ser madre solo se conseguía con un título universitario, se peleaban por conseguir un bebe que llevarse a su casa. Los recién nacidos, como las personas a partir de los cincuenta años, son más propensos a verse afectados por la cuántica y entonces, con tanta precariedad que había en la física, eran bastantes los que desaparecían. El viernes era el día en el que se abría la veda. Las mujeres entonces se mataban entre ellas por hacerse con un vástago. Luego la sangre se recogía con el mocho para las transfusiones, pues las cosas no estaban como para desperdiciar nada...".
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