"Ustedes verán normal que un hombre tenga un solo pene. Pues a la hora de consumar matrimonio, este elemento, o bien me venía con dos, o bien no tenía ninguno. Y no se crea usted que cuando tenía dos eran superpuestos. Qué va. Era uno al lado del otro e igual de chicos. La cosa es que siempre había un "ay". Y no digamos los días que le daba por duplicarse mientras dormíamos. Nunca hemos sido de tener mucho dinero, y nuestra cama no era expresamente grande. Pues no había noche en que el tipo no ocupara su sitio y el mío. Había noches que quizás me iba un poco más tarde a la cama y cuando me iba a meter, resulta que había dos personas. Él y él. ¡Coño! Y claro, a quién voy a despertar de los dos si los dos son el mismo. Yo nunca he entendido de eso. Mire usted señoría, que todos tenemos nuestros achaques cuánticos, qué le voy a contar, pero lo de este hombre llega a un extremo de exageración que no es normal. Es que es capaz de intentar abrir la puerta de la calle, y estar él mismo fuera cerrándola".
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