Testimonio de la Madre del Señor Cuántico:
"Mire usted moza. Yo, de siempre, he sido muy religiosa. Católica, apostólica y romana. Desde muy pequeñita he sentido a Dios dentro de mí y a él le debo mi vocación. A los 17 años me escapé de la granja de mis padres e ingresé en un convento perdido entre las montañas. Dios me dijo que diera la espalda al mundo, que me pusiera los hábitos y que me dedicara a rezar toda la vida. Durante las dos primeras semanas fue la cosa bien. Luego me di cuenta de lo aburrido que era rezar todos los días el "padrenuestro". Así que puse una vela a la Virgen del Pompillo, patrona de las uvas en cesto, Dios la guarde en su regazo, rogándola que hiciera mi vida un poco más llevadera. A la mañana siguiente, me encontré embarazada de ocho meses, siendo pura como era y debía ser yo. La madre superiora, escandalizada, quiso enviarme a la Inquisición por ramera, zorra y no sé que cosas más me dijo. No recuerdo. Mi cabeza ya empieza a fallar ¿sabes? A veces una olvida ciertas cosas. La cosa es que la Inquisición se debió abolir hace siglos, pero allí estaban tan aislados que no se habían dado cuenta, así que se limitaron a expulsarme. Al mes siguiente di a luz a mi hijo, que si bien era fruto del amor entre dos personas que no conocía en absoluto, lo crié y eduqué como si hubiera sido sangre mía, pues así lo dispuso la Virgen. Gracias a Dios".
"Mire usted moza. Yo, de siempre, he sido muy religiosa. Católica, apostólica y romana. Desde muy pequeñita he sentido a Dios dentro de mí y a él le debo mi vocación. A los 17 años me escapé de la granja de mis padres e ingresé en un convento perdido entre las montañas. Dios me dijo que diera la espalda al mundo, que me pusiera los hábitos y que me dedicara a rezar toda la vida. Durante las dos primeras semanas fue la cosa bien. Luego me di cuenta de lo aburrido que era rezar todos los días el "padrenuestro". Así que puse una vela a la Virgen del Pompillo, patrona de las uvas en cesto, Dios la guarde en su regazo, rogándola que hiciera mi vida un poco más llevadera. A la mañana siguiente, me encontré embarazada de ocho meses, siendo pura como era y debía ser yo. La madre superiora, escandalizada, quiso enviarme a la Inquisición por ramera, zorra y no sé que cosas más me dijo. No recuerdo. Mi cabeza ya empieza a fallar ¿sabes? A veces una olvida ciertas cosas. La cosa es que la Inquisición se debió abolir hace siglos, pero allí estaban tan aislados que no se habían dado cuenta, así que se limitaron a expulsarme. Al mes siguiente di a luz a mi hijo, que si bien era fruto del amor entre dos personas que no conocía en absoluto, lo crié y eduqué como si hubiera sido sangre mía, pues así lo dispuso la Virgen. Gracias a Dios".
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