El Señor Cuántico se dirige al supermercado que hay bajo su casa, a comprar chucherías y alcoholes varios con los que vivir más alegremente. El supermercado está hasta arriba de gente que está comprando víveres ante la llegada al gobierno de la madre de nuestro protagonista. La gente tiene miedo de que les recorten el derecho a poder comer y están arrasando con todo. Apenas quedan unas cuantas cervezas sin alcohol que nadie se ha llevado. Resignado, el Señor Cuántico las coge pensado en que las mezclará con el alcohol del botiquín para lograr el objetivo buscado. Al llegar a caja, ve una enorme fila de personas ante él. Después de tres horas consigue por fin llegar a pagar. Pero al abrir la cartera descubre que no tiene dinero. "¿Cómo es posible si he sacado antes de entrar?". El Señor Cuántico, no sabe, que a lo largo de esa larga fila había como tres o cuatro duplicados suyos. Todos han pagado las mismas cervezas y desaparecido posteriormente. Aprovechando un incendio en la sección de congelados, el Señor Cuántico sale corriendo con las cervezas encima. Y así, el universo, quitando por un lado y dando por otro, consiguió autoequilibrarse.
1 comentario:
El Señor Cuantico es un soplo de aire fresco entre tantas noticias de crisis,primas de riesgo disparadas y el gobierno que tenemos encima .Debería ser página obligada en todas las portadas de revistas periodicos y diarios digitales.Muchas gracias por hacernos sonreir cada día con los Multiversos y cada Domingo con este estupendo cuento.
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