El Señor Cuántico necesita ir al supermercado. Se le ha terminado el alcohol y todavía no está lo suficientemente ebrio como para olvidar sus pesares. Con pesadez, baja a la calle, entra en el coche y se pone el cinturón de seguridad. Al ir a arrancar, se da cuenta de que está fuera del coche. Desgraciadamente, las llaves se han quedado dentro del vehículo.
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